Éste es el título de este cuento...

Una historia autoalusiva, un clásico de David Moser. Podeis encontrar la historia original en ingles aquí: This Is the Title of This Story, Which Is Also Found Several Times in the Story Itself



ESTE ES EL TÍTULO DE ESTE CUENTO, QUE SE ENCUENTRA TAMBIÉN VARIAS VECES EN EL CUENTO MISMO.


Esta es la primera frase de este cuento. Esta es la segunda frase. Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo. Esta frase pone en duda el valor intrínseco de las dos primeras frases. Esta frase tiene por finalidad informarle, en el caso de que no se haya dado cuenta ya, de que éste es un cuento auto-alusivo, es decir, un cuento que contiene frases que aluden a su propia estructura y función. Esta es una frase que da fin al primer párrafo.
Esta es la primera frase de un nuevo párrafo auto-alusivo. Esta frase sirve para presentarle a usted al protagonista de este cuento, que es un jovencito llamado Billy. Esta frase está diciéndome que Billy es rubio y norteamericano y que tiene doce años y que está estrangulando a su madre. Esta frase hace un comentario acerca de la peculiar naturaleza de la forma narrativa auto-referida, al mismo tiempo que reconoce el extraño y festivo distanciamiento que concede a su autor. Como para ilustrar la proposición ilustrada en la última frase, esta frase nos recuerda sin traza de ironía que los niños son precioso don divino y que el mundo es un lugar mejor cuando se ve agraciado con los gozos únicos que sólo ellos aportan.
Esta frase describe los ojos desorbitados y la lengua protuberante de la madre de Billy y hace referencia a los desagradables ruidos de asfixia y basca que emite. Esta frase hace la observación de que éstos son tiempos difíciles e inseguros y que las relaciones personales, incluso las presumiblemente más enraizadas y permanentes, manifiestan positiva tendencia a quebrantarse.
Presenta este párrafo la técnica del fragmento de frase. Un fragmento de frase. Otro. Buena técnica. Más usado posteriormente.
Esta es en realidad la última frase del cuento y se encuentra aquí por error. Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo. Cuando Gregor Samsa se despertó tras una noche de inquieto soñar, se encontró a sí mismo yaciendo en su cama y transformado en insecto gigantesco. Esta frase le informa de que la frase precedente ha sido enteramente tomada de otra historia (muy superior, debe observarse) y no tiene lugar en esta narrativa particular. A pesar de lo declarado en la frase anterior, esta frase se siente obligada a informarle de que la historia que está usted leyendo es en realidad "La Metamorfosis", de Franz Kafka, y que la frase aludida por la frase precedente es la única frase que debe verdaderamente encontrarse en este cuento. Esta frase echa por tierra lo anterior, e informa al lector (pobre y confuso infeliz) de que esta pieza literaria es realmente la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, pero que el autor, haciendo alarde de la más extrema negligencia (o de malicioso sabotaje) ha sido hasta ahora incapaz de incluir ni siquiera una sola frase de tan estimulante documento, si bien ha condescendido a valerse de un pequeño fragmento de frase, a saber, "Cuando en el curso de los acontecimientos humanos". inmersa entre comillas hacia el final de una frase. Dando muestras de aguda percepción del aburrimiento y hostilidad del lector medio hacia los fútiles juegos conceptuales de las frases anteriores, esta frase nos devuelve por fin al escenario del cuento, formulando la pregunta, "¿por qué Billy está estrangulando a su madre?" Esta frase intenta arrojar algo de luz sobre la pregunta planteada en la frase anterior, pero fracasa. Esta frase, no obstante, sí tiene éxito en sugerir la posibilidad de una relación incestuosa entre Billy y su madre y alude a las complicaciones freudianas concomitantes que todo lector astuto puede inmediatamente imaginar. Incesto. El tabú innombrable. La prohibición universal. Incesto. ¿Aprecia los fragmentos de frase? Buen recurso literario. Más usado posteriormente.
Esta es la primera frase de un nuevo párrafo. Esta es la última frase de un nuevo párrafo.
Esta frase puede servir como comienzo o fin de un párrafo, según donde se la coloque. Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo. Esta frase plantea serias objeciones a toda la clase de frases auto-alusivas que se limitan meramente a comentar su propia función o situación en el seno del cuento (por ejemplo, las cuatro últimas frases), fundándose en que son monótonamente predictibles, imperdonablemente complacientes consigo mismas y de que sirven solamente para distraer al lector del verdadero tema del cuento, que en este punto parece referirse a estrangulación e incesto y quién sabe a qué otros deliciosos temas. El propósito de esta frase es hacer notar que la frase precedente, a pesar de no ser miembro de la clase de frases auto-alusivas que tan duramente critica, no sirve empero para otra cosa que distraer al lector del verdadero tema de este cuento, que en realidad trata de la inexplicable transformación de Gregor Samsa en insecto gigantesco (no obstante las vociferantes impugnaciones de otras frases bien intencionadas pero con deficiente información). Esta frase puede servir como comienzo o fin de un párrafo, según donde se la coloque.
Este es el título de este cuento, que se encuentra también varias veces en el cuento mismo. Este es casi el título de este cuento, que se encuentra una sola vez en el cuento mismo. Esta frase enuncia con pesar que hasta ahora el estilo de narración auto-alusiva ha tenido efectos paralizantes sobre el verdadero desarrollo del cuento propiamente dicho, es decir, que estas frases han estado tan ocupadas analizándose a sí mismas y al papel que desempeñan en la narración, que han fracasado rotundamente en llevar a cabo su misión de comunicar los sucesos e ideas que se espera conformen el argumento, desarrollo de personajes, etcétera, en resumen, las raisons d'être mismas de cualquier frase respetable y laboriosa con destino definitivo en cualquier pieza de ficción en prosa. Esta señala la evidente analogía entre la apurada situación de estas frases agonizantemente centradas en sí mismas y la de los seres humanos afligidos de modo semejante, y pone de relieve los análogos efectos paralizantes que en éstos provoca la introspección torturada y excesiva.
El objeto de esta frase (que puede también servir de párrafo) es especular que si la Declaración de Independencia hubiera sido estructurada y redactada con igual indolencia e incoherencia que hasta ahora lo ha sido este cuento sería imposible decir en qué clase de sociedad libertina y descarriada estaríamos viviendo en nuestros días, o en qué simas de degradación podrían estar sumidos los habitantes de este país que pudieran llegar al extremo de que escritores envilecidos y trastornados construyeran frases exasperantes e innecesariamente prolijas e irritantes que poseen a veces la cualidad cuestionable por no decir directamente indeseable de aludir a sí mismas y que a veces carecen incluso de puntuación o manifiestan otras muestras de gramática inexcusablemente torpona como recurrir a redundancias innecesariamente superfluas que casi con certeza podrían tener insidiosos efectos secundarios sobre el estilo de vida y la moral de nuestra impresionable juventud, induciéndola a cometer incesto e incluso el asesinato y tal vez sea ésta la causa de que Billy esté estrangulando a su madre, a causa de frases como ésta, que carecen de objetivo discernible o finalidad inteligible y que acaban en cualquier sitio incluso en su mit.
Chocante. Un fragmento de frase. Otro fragmento. Edad, doce años. Esta es una frase que. Fragmentada. Y estrangulando a su madre. Lo siento, lo siento. Chocante. Esta. Más fragmentos. El título de este cuento, que. Rubio. Lo siento, lo siento. Fragmento tras fragmento. Más duro. Esta es una frase que. Fragmentos. Recurso condenadamente bueno.
Esta frase tiene un triple propósito: (1) pedir disculpas por el desdichado e inexplicable lapsus que salta a la vista en el párrafo anterior; (2) asegurarle a usted, el lector, que eso no volverá a suceder y (3) reiterar lo dicho en el sentido de que estos son tiempos inciertos y difíciles y que ciertos aspectos del lenguaje, incluso los presumiblemente más enraizados y permanentes como la sintaxis o la significación, llegan a quebrantarse. Esta frase no añade nada sustancial a los sentimientos de la frase anterior, limitándose a proporcionar frase final a este párrafo, que de lo contrario podría carecer de ella.
Esta frase, en un repentino y valeroso alarde de altruismo, se propone abandonar el modo auto-alusivo, pero fracasa. Esta frase lo intenta también, pero su esfuerzo está condenado desde su nacimiento. Esta frase, luchando hasta el último cartucho para infundir una pizca de argumento en esta paralítica pieza en prosa, hace rápida alusión a los frenéticos esfuerzos de Billy para encubrir su acción, seguida de un pasaje lírico, conmovedor y delicadamente escrito en el cual Billy se reconcilia con su padre (resolviendo así los conflictos freudianos subliminales evidentes para cualquier lector astuto), y una excitante persecución policiaca final durante la cual Billy es accidentalmente muerto de un tiro por un policía bisoño y dominado por el pánico, que por coincidencia también se llama Billy. Esta frase, aunque fundamentalmente henchida de simpatía hacia los laudables esfuerzos de la última frase tan rica en acontecimientos, sirve para recordar al lector que tales alusiones a una historia que, de hecho, todavía no existe pueden aceptarse como sustitutos de la cosa genuina, y por consiguiente no bastarán para descolgar al autor (holgazán chapucero e indolente) del gancho proverbial.
Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo. Párrafo.
El propósito. De este párrafo. Es pedir disculpas. Por su gratuita utilización. De fragmentos. Lo siento.
El propósito de esta frase es pedir disculpas por los fútiles y estultos juegos de adolescentes en que incurren los dos párrafos precedentes y expresar la consternación que por nuestra parte, nosotras, las frases de mayor madurez, sentimos a causa de que el tono de este cuento sea tal que parezca incapaz de comunicar una sencilla, aunque no poco sórdida, trama narrativa.
Esta frase desea pedir disculpas por todas las innecesarias disculpas solicitadas en este cuento (incluidas éstas), que aunque situadas aquí en beneficio de los lectores más molestos, en realidad sólo pospone por métodos enloquecedoramente iterativos la continuación de la línea narrativa a punto de caer en el olvido.
Esta frase revienta por sus signos ortográficos con la noticia de las horribles implicaciones de la auto-alusión aplicada a frases, práctica que muy bien pudiera resultar una auténtica caja de Pandora generadora de potencial devastación, pues si una frase puede referirse o aludir a sí misma ¿por qué no habría de poder hacerlo igualmente una plebeya cláusula subordinada, esta misma cláusula tal vez? ¿O este fragmento de frase? ¿O tres palabras? ¿Dos palabras? ¿Una?
Tal vez convenga que esta frase, suavemente y sin traza de condescendencia, nos recuerde que éstos son tiempos verdaderamente muy difíciles e inseguros, y que, en general, las personas sencillamente no son lo bastante correctas unas con otras, que tal vez nosotros, tanto como seres humanos conscientes como cuanto frases conscientes, tengamos que esforzarnos más. Quiero con esto decir que hay algo llamado libre albedrío, tiene que haberlo, ¡y esta frase es prueba de ello! Ni esta frase ni usted, el lector, se encuentran completamente desasistidos frente a las fuerzas inmisericordes que operan en el universo. Debemos permanecer firmes en nuestro suelo, encarar los hechos, asir fuertemente a la Madre Naturaleza por el cuello y esforzarnos más. Por el cuello. Más. Esforzarnos. Más. Lo siento.
Esta es la última frase del cuento. Esta es la última frase del cuento. Esta es la última frase del cuento. Esta es.
Lo siento.

No hay comentarios: